¿Es posible que un hombre viva inmerso en el mundo de los libros, desconectado de la cruda realidad y desconociendo la existencia de un enfrentamiento bélico entre el país en el que habita y aquel al que dirige sus pedidos? Sí, y se llama Mendel, el protagonista de este breve y magnífico libro, tanto por su originalidad como por su perfección formal. La reseña no va a ser más amplia que la obra en sí ( cincuenta y siete páginas), por lo que será suficiente citar, a modo de reclamo, dos fragmentos de este precioso texto: "En su mundo superior de los libros no había guerras, ni malentendidos, tan sólo el eterno saber y querer saber aún más(...) " o " los libros sólo se escriben para, por encima del propio aliento, unir a los seres humanos, y así defendernos frente al inexorable reverso de toda existencia: la fugacidad y el olvido". ¡Stefan Zweig no decepciona!
Ningún comentario:
Publicar un comentario